Archivo mensual 13/06/2016

Feroe, uno de los países más pequeños, remotos y desconocidos de Europa

[gm album=7]El mundo ignoto o poco conocido siempre ha sido una fascinación para los geógrafos y viajeros de Georama… Los lugares que se apartan, de alguna forma, de la globalización son entidades fascinantes donde aprender de la diferencia y de lo que significa ser minoría. Las desconocidas y apartadas islas Feroe son un clara muestra.

Las islas Feroe (Faroe islands) es un fascinante archipiélago volcánico perdido en el Atlántico Norte, al sur de Islandia (Reykiavik, 800 km) , al norte de Escocia (Aberdeen 550 km) y al oeste de Noruega (Bergen 650 km). Aunque pertenecen, como Groenlandia, a la corona danesa, las Feroe tienen un pleno autogobierno que se extralimita principalmente a la defensa y representación internacional, papel que ostenta Dinamarca. Las costas de la metrópoli se hallan a unos 1000 kilómetros. Las Feroe no pertenecen a la UE y tienen su propia moneda, la más desconocida y menos usada: la corona feroesa.
Las 18 islas que componen el archipiélago están todas habitadas, excepto Litla Dímun pero constituyen uno de los países más pequeños de Europa (1.399 km2 y escasamente unos 50.000 habitantes de los que unos 20.000 residen en la pintoresca capital Tórshavn).

En el norte se hallan casi agrupadas las principales islas Vágar, Streymoy y Eysturoy que están conectadas por modernos túneles bajo el Atlántico. En el centro se halla Sandoy y otras más pequeñas y, más al sur, Sudoroy que con los islotes de Flesjarnar marcan el límite meridional que ya mira a las Shetland y Escocia.
El escudo de las islas tiene un carnero pues esa sería la traducción de Foroyar o Feroe, tierra de corderos u ovejas que llevarían monjes irlandeses a las islas o los propios vikingos, estirpe de donde proceden los feroeses y que tienen además su propio idioma. En la actualidad son habituales y numerosas las ovejas de despeinado pelaje que se escampan por las verdes praderas de las islas.
La primera impresión cuando se llega a las islas es de exotismo y un cierto misterio que guiará el periplo y descubrimiento de estas apartadas tierras. Tierras castigadas por un clima severo de vientos, frío invierno y cambios radicales del tiempo. Esto junto al carácter agreste de islas, de espectaculares acantilados, va a ser una constante en la magia que transmite Feroe.
El conjunto insular constituye un lugar ideal para los amantes de la naturaleza, las excursiones, el deporte, la soledad, meditación, contemplación y comunión con la naturaleza.
Además de la fisonomía agreste y cambiante de las islas, este archipiélago donde prácticamente no hay un árbol, es un lugar de gran riqueza ornitológica como así lo demuestra que tres de sus islas: Mykines, Nólsoy y Skúvoy sean áreas RAMSAR o de especial sensibilidad ecológica. En las islas se puede encontrar una gran variedad de aves y el pintoresco frailecillo o puffin (Fratercula Artica) así como los pájaros bobos por citar algunos ejemplos.

Aunque las islas (en general pequeñas) tienen cotas altimétricas que pueden acercarse a los 1.000 metros son ideales para la práctica del senderismo apto para la mayoría pues las dificultades en desniveles no son muy exageradas, sin embargo las vistas panorámicas y las sensaciones pueden ser inolvidables. Realmente aquí se asegura una cura de salud física y del estrés.
La ubicación física pero también la espectacularidad del clima, el océano y los paisajes ayudan a que se perciba una agradable sensación de soledad que invadirá nuestro espíritu e incluso le transmitirá un bienestar difícilmente explicable. Los paisajes resultan sobrecogedores pero a la vez sencillos y a eso ayuda el hecho de que hallan pocas construcciones que alteren el paisaje y si las hay (casitas de colores, faros, sencillos templos…) están bien integradas en este. Incluso las coloridas casas de madera con sus tejados ecológicos de hierba natural que protege del frío, la humedad de los bancos de niebla y el viento constituyen una imagen característica con el verde dominante de la temporada estival.
Las islas como se dijo son ideales para la práctica del excursionismo o hiking, paseos en barco para contemplar sus caprichosas costas así como el coche y la bicicleta para disfrutar de sus extraños y exóticos paisajes. Este último transporte nos permitirá sentir las islas: su clima, sus detalles y sus hermosos y bucólicos paisajes. Para los amantes de los deportes de riesgo como la escalada, el kayaking o el surf, las Feroe también tienen un exponente diferencial como pasa para los amantes de la pesca. Capítulo especial es la observación de aves, los amantes de esta experiencia tienen en las Feroe su meta.
La cultura y la sencilla gastronomía también son uno de los atractivos de este perdido y desconocido archipiélago.

El feroés tiene un carácter nacional muy arraigado y marcado como se demuestra en su lengua, cultura y manifestaciones folclóricas. Eso y aunque en su dilatada historia halla pertenecido temporalmente a otros países como Noruega, R.U. o en la actualidad Dinamarca.. Buena parte de la fuerza de este aguerrido pueblo se resume en la danza popular donde se entrelanzan, entre cánticos, personas y voluntades que tienen en común ser una comunidad unida e independiente. Los feroeses son un pueblo pescador y ganadero abierto al océano pero amante de sus tradiciones y de ahí las numerosas manifestaciones folclóricas y nacionales como las fiestas de julio. Aún así es un pueblo con la voluntad de adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas normas como fue la reciente aprobación por el parlamento de las islas de la unión de parejas del mismo sexo. Las Feroes tienen incluso su “parada” o Faroe Pride Gay, el 27 de julio.
El feroés y las feroesas son personas arraigadas a la tierra y aunque la juventud se ve obligada a estudiar en universidades danesas siempre el cántico de la sirena, su “Seal Woman” hace que tarde o temprano vuelvan a estas mágicas tierras. El amor a la tierra, esa tierra tan agreste pero tan atractiva, es tan grande que todas las islas tienen población permanente excepto la más pequeña y accidentada: la ya mencionada Litla Dímun, inexpugnable con sus 400 metros de paredes basálticas que se precipitan de manera dramática al fondo del Atlántico.

10 experiencias que nos emborracharán el espíritu, nos estremecerán los sentidos en la mitad norte de las Feroe.

Disfrutar de los encantos y sorpresas de la capital más pequeña de Europa.
Torsavn es, con sus escasos 20.000 hab., una de las capitales más diminutas del Mundo. Su peculiar fisonomía con su fachada portuaria de vivos colores y su breve casco antiguo, el más viejo de Escandinavia, en la península de Tinganes. Aquí los colonos vikingos celebraban sus asambleas o ting. Julio es un mes donde las manifestaciones culturales, artísticas y musicales renacen especialmente en la fiesta nacional del 29 de julio: Ólavsoka. Feroe dispone de un moderno estadio donde su país disputa competiciones de la Eurocopa. La marcha nocturna, aunque parezca increíble, tiene un toque diferencial con animados y alternativos locales como Sirkus. Hoteles donde disfrutar del confort y sus magníficas terrazas son por ejemplo el Föroyar o el Hafnia.

Recordar las viejas historias vikingas en rincones mágicos como Funningur.
Hacia el año 800 el primer vikingo procedente de la Península Escandinava pisó tierras de las Feroe. Funningur ha cambiado obviamente el aspecto pero no la ambientación donde destaca su característica iglesia y el envidiable entorno natural.

El romántico puerto natural de Gjógv
Dramático y evocador es este enclave, al norte de la isla de Eysturoy. Así me lo recordó el sonido de una trompeta en el hondo puerto natural de esta pictórica localidad. Gjógv tiene una cuidada arquitectura popular entorno a su iglesia católica. Los paisajes que la circundan nos hablan de la otra Europa desconocida, una Europa por descubrir. La localidad tiene un acogedor refugio y restaurante: GjaargarOur.

Una caminata al faro del fin del Mundo
No es de extrañar que esta imagen resuma el carácter indómito del archipiélago: sobre una de las crestas de la isla de Kalsoy se yergue el sencillo faro de Kallur. Solitario y altivo ha contemplado desde apacibles y verdes días de sol, a oscuros y tempestuosos días, donde la madre naturaleza impera y castiga. Aquí uno podría pensar que se halla en los confines del Mundo.

Paisajes agrestes y bucólicos en Tjornuvik
Una de las aldeas apartadas y de hondo sabor al norte de la isla Streymoy. Desde su típico caserío y amplia playa se observan los acantilados y los farallones o roques del norte de otra isla separada por un canal: la de Eysturoy. Los pescadores son batidos por las olas en un paisaje que es simplemente estremecedor.

Observar aves exóticas en Mykines
Mykines es una diminuta y accidentada isla con costas recortadas y acantiladas, la más occidental y próxima a la lejana América. Aquí se pueden observar los característicos frailecillos y pájaros bobos que anidan y sobrevuelan los más inaccesibles lugares.

La cascada de Gasadalur
Para los mediterráneos una cascada que se precipite al mar con la espectacularidad con que lo hace en Gásaladur (noroeste de Vágar) es un hecho que impresiona al ser menos sensible. Desde un barco se puede observar este espectáculo de un archipiélago donde el agua que se manifiesta en sus fiordos y canales, en sus cascadas, torrentes, lagos pero también en su sorprendente clima… es protagonista.

El riguroso y blanco invierno de Funningur
La parte más elevada del archipiélago se halla al norte de la isla de Eysturoy donde la altitud en un diminuto territorio se acerca a los 1000 metros confiriendo una espectacularidad sinigual.. Una carretera que enlaza Eioi y Funningur nos transportará a un paisaje alpino, nevado buena parte del año. Las panorámicas hacia la vecina isla de Kalsoy, con sus verticales paredes y el típico pueblo de Funningur, no nos dejarán impasibles.

Disfrutar de la arquitectura popular en Vidareidi y/o Kirkjubour.
Uno de los lugares más norteños y típicos de Feroes es Vidareidi su iglesia y cuidado casco urbano se confronta a los acantilados de la vecina isla de Bordoy componiendo una mágica y sensible sinfonía de colores y formas. Kirkjubour, al sur de la isla de Streymoy, es también un acogedor y antiguo poblado con su enigmática y curiosa catedral de St. Magnus del siglo XIII.

Darle un lujo al paladar en el restaurante Barbara.

La cocina feroesa es sencilla y se limita a los escasos recursos existentes. Tiene en el pescado: bacalao, arenque, salmón, bogavante, fletán, trucha, camarón… su mejor exponente sin olvidar los cetáceos (carne de calderón). La ganadería centrada en el cordero también proporciona curiosas recetas carne secada al sol, de sopa y embutido (salchicha)… La carne de caza de liebre y aves así como sus huevos también son un exclusivo manjar…todo ello regado con las cervezas artesanales locales como la de Klaksvík, segunda ciudad… Se ha de experimentar en uno de los restaurantes más señeros de las islas: Barbara Fish Hous. ubicado en un pintoresco y típico rincón de Tórshavn. Eso sí hay que contar que estamos en un país de estándares escandinavos y los precios nos parecerán elevados aunque compense por un servicio y calidad de cocina excelentes.

Marruecos

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Marruecos nuestro vecino del sur, ese mágico y diverso polifacético país, con el cual tanto compartimos, evoluciona a nivel turístico a marchas forzadas. Afortunadamente y salvo algún caso, tipo Marrakech, los destinos conservan una autenticidad y carácter genuino difícilmente de encontrar en otras partes del mundo y sin embargo ahí a las puertas de la Península y las Canarias.
Pero además hay que sumar la seguridad y la proximidad cultural entre las dos riberas del Mediterráneo. Marruecos es, sin duda alguna, uno de los países más seguros del mundo árabe y musulmán. El turismo se considera pieza económica clave para el desarrollo del país y por eso se mima al turista que se sentirá como en casa. Una hospitalidad que se refleja en la atención del marroquí, en la vida cotidiana y que tiene como símbolo el ofrecimiento del característico y simbólico té a la menta.

Anaya Touring Club, y como autores Francisco Sánchez en colaboración con Edgar de Puy y Younes Mahjoure presenta la guía Viva de Marruecos que presenta de manera actualizada e ilustrada los principales atractivos del reino Alauita. Atractivos que se analizan por orden alfabético de las localidades con una descripción de las principales rutas a realizar por este extenso y variado país. Como es norma en la colección la guía tiene un apartado denominado: Lo básico donde se dibuja como viajar al y por el país de manera práctica: como, cuando ir, sanidad, horarios, conducir, alojamiento, restaurantes, compras…
Al final de la guía se desarrolla el capítulo contexto que nos da una visión amplia y clara de cómo es Marruecos: historia, política, economía, sociedad, música…

Un esfuerzo importante ha sido la selección de servicios que en Marruecos ha sido un fenómeno de crecimiento continuo en los últimos años como lo ha sido el desarrollo de sus infraestructuras terrestres: sobretodo la construcción de autopistas y mejora de carreteras. Cada localidad tiene una selección de sus recursos turísticos y sus alrededores así como una amplia selección de alojamientos, restaurantes, lugares de compra, lugares de ocio nocturno…
Las principales localidades tienen un plano “vivo” es decir uno que presenta la ciudad de día y otro el ambiente y vida cuando el imperante sol predesértico cae. Igualmente la guía dispone en sus más de 400 páginas y fotografías de un esquemático mapa de carreteras y comunicaciones del país.

Mucho a cambiado Marruecos desde que Anaya realizase la guía de Marruecos para Politours hace casi 25 años. Tanto en servicios, infraestructuras como en puesta en escena y valor de nuevos destinos y recursos de este sorprendente país de países y paisajes. Nuevos títulos y nuevas colecciones apuestan desde la editorial Anaya por este destino y pueblo hermano, no sólo por la cercanía de geográfica si no por las relaciones históricas y socioeconómicas. La comunidad de emigrantes marroquí es la mayor en España país que tuvo presencia colonial en el Protectorado Norte, Ifni, Cabo Juby y el Sahara. Por otro lado grandes imperios forjados en territorio marroquí llegaron a colonizar buena parte de la península… Es por ello que la huella recíproca artística y de influencias está presente incluso presente en el idioma, árabe: Por ejemplo curiosamente referiéndose a dioses distintos utilizamos el término Ojalá o Oh Alá! (iaw sha´a Allah) indica una expresión común que une a los creyentes y no creyentes “Si Dios quiere”
La guía tiene en consideración la inclusión del Ceuta y Melilla puertas de entrada a Marruecos por vía marítimo-terrestre así como los territorios donde ha habido presencia española.

Marruecos sorprenderá positivamente al viajero y he aquí algunas propuestas concretas:

10 VISITAS Y ACTIVIDADES PARA ENTENDER Y DISFRUTAR DE MARRUECOS

Sumergirse en la autenticidad de Larache
La localidad atlántica de Larache es una de las ciudades costeras que colonizaron durante un breve período de tiempo los españoles pero que fue habitada por andalusíes años anteriores de aquí que la impronta cultural nos sea próxima. Desconocida por la mayor parte del turismo, Larache mantiene su esencia y autenticidad mezcolanza original del sabor árabe y andaluz original. Su Zoco Chico o alcaicería, su recoleta medina, su vieja plaza España, su mercado y, como no, su activo puerto sumergen al visitante en el Marruecos no conquistado por el turismo. Y cercana Lixus que nos habla del pasado romano de esta estratégica plaza junto al río Lucus.

Conocer vestigios y curiosidades de una historia común hispanomarroquí.
Alhucemas, la antigua Villa Sanjurjo es una de las ciudades que más crece en Marruecos. Esta “flor de espliego” en medio del Mediterráneo más virgen conserva playas de indudable belleza. También una curiosidad geopolítica: las diminutas islas Alhucemas que pertenecen a España desde 1560 cuando el sultán Mulay Abdalá las cede a Felipe II para que le diese protección ante las incursiones del potente otomano. Desde aquí también se vigilarían la salida de piratas berberiscos que cometían razias en las costas mediterráneas de la Península Ibérica y Baleares. Hoy el peñón principal parece un barco medieval anclado en el tiempo frente a la bella playa de Asfihat.

Vivir el malecón o Corniche de Casablanca
Casablanca es una de las ciudades más dinámicas y grandes de África pero también la más populosa y cosmopolita de Marruecos. Uno de sus puntos más señeros es la Corniche o el inacabable paseo litoral que tiene como puntos emblemáticos la espectacular mezquita Hasán II (la única abierta a los no musulmanes), el faro y la zona balnearia y de bares y restaurantes. La Corniche tiene especial encanto al atardecer con sus puestas de sol y sus bancos de niebla que dan un misterio sinigual a parejas que contemplan las siluetas indefinidas de minaretes, edificios y paseantes. La noche con sus restaurantes, terrazas, clubs y discotecas, es la más animada y cosmopolita de un país tranquilo y hospitalario.

Contemplación y disfrute de los sentidos en Rabat
Una de las imágenes más evocadoras de Marruecos la podemos hallar en Rabat, la capital política del reino alauita. Desde la casba de los Udaya, levantada ante al furioso Atlántico se contempla una evocadora estampa compuesta por la desembocadura del río Bou Regreb y la desconocida medina de la ciudad hermana de Salé. La playa existente bajo las murallas de la casba es un pintoresco lugar de encuentro de rabatíes. Muy vistoso y animado especialmente las tardes de los fines de semana y verano.

De picnic en Oum-er-Rbia
Marruecos es tradición pero también espectaculares paisajes que dejarán impávido al visitante como la impresionante cascada de Ouzoud. Pero un lugar más desconocido son las fuentes de río Um-er-Rabia en el Atlas, espina dorsal montañosa que atraviesa Marruecos de norte a sur o viceversa. En un paisaje remoto y árido brotan y transcurren de manera desafiante e impetuosa las aguas turquesas de este importante río. En su nacimiento se han montado improvisadas chozas donde los lugareños disfrutan del frescor de las bravas aguas del río tomando deliciosos y sencillos tayines y panes que se cocinan en la mismísima ribera.

Tópico pero ineludible disfrute del teatro de la vida en la “plaza de los muertos”
Marrakech es una de las ciudades imperiales de Marruecos y uno de los polos turísticos más conocidos del reino alauita. Su punto gravitatorio,,aunque ya demasiado explotado por el turismo, es la plaza Jemaa Fna que pudiera traducirse como la plaza de los muertos. Pero donde realmente se interpreta la danza melodramática de la vida. La plaza muta de ambiente conforme avanza el día y se llega la noche con uno de los últimos cánticos del muecín. Cada personaje (danzarín gnaua, encantador de serpientes, cuentacuentos, vendedor, “aguador”, …) interpreta su papel para el visitante y el decorado cambia como así los sonidos, los colores y los sabores. Desde los balcones circundantes todo se contempla desde el palco y la sinfonía de escenas se hace si cabe más rica sobretodo a la noche cuando la plaza se envuelve en un humo no tan celestial si no real y humano de los diferentes puestos de comida. Los cánticos, flautas y tambores completan el resto de la escena.

Inspiración de artistas y práctica del surf
Esauira es con toda seguridad la localidad costera más bella y evocadora del norte de África. Encorsetada por murallas el excepcional urbanismo delineado de su medina transpira una vida que evoca al pasado: sobretodo en su Skala portuguesa y sus diferentes mercados. Sus plazas son ideales para disfrutar del sosiego y la contemplación y su puerto también defendido por unas murallas o Skala, es uno de los más típicos y espectaculares de Marruecos. En sus playas dulcificadas por los alisios y cerca de la cuales los romanos producían el color púrpura de los césares, son ideales para la práctica del surf y como no para, en poco tiempo, broncear nuestro cuerpo con un tono moreno presahariano.

Dormir en el desierto, dormir en Merzuga.
Una de las experiencias que cautiva al alma de cualquier humano es amanecer en la inmensidad del desierto y subir a la cúspide de una duna para ver como levanta el astro rey. Marruecos abre su territorio al Gran Sur y el desierto del Sahara y en Merzuga es fácil acercarse a la mágica y difícil realidad de este país nómada. A los campamentos organizados para los turistas se llega a los lomos del dromedario que dibuja al atardecer sus estilizadas siluetas en las dunas del infinito y rojizo desierto. A la noche el calor seco se torna frío, el cielo azul se transforma en un estrellado cielo negro, los cánticos y sonidos adormecedores del tan tan de los tuaregs nos transportan a un sueño inolvidable que se alargará después que aparezca esa estrella milagrosa de Altaïr que guía las almas perdidas de este singular mundo.

Darse el lujo de dormir en un exclusivo riad.
Sobretodo las ciudades imperiales tienen grandes casonas solariegas con sus bellos patios escondidas en la medina. Si la medina puede resulta estrecha, bulliciosa e incluso inhóspita a la noche, estos riads son un oasis de paz y belleza donde disfrutar de la vida y el hedonismo. Patios ajardinados, mágicas terrazas, elegantes y exóticas estancias y comedores así baños árabes o hamanes harán al visitante, al menos por un día, sentirse un sultán. Es justamente La Sultana de Marrakech uno de los riads más exclusivos donde uno duerme realmente en un palacio de lujo, buen gusto y exquisito servicio. Aunque existen más modestos y no por ello desmerecedores riads en ciudades como Fez o Marrakech.

Perderse e ir de compras por los artesanales zocos de Fez.
Fez es la ciudad más monumental y comercial de Marruecos. La elegancia, el porte y el carácter comercial del fesí es inigualable y de hecho han sido capital política y espiritual de Marruecos durante mucho tiempo. Mezcla de andalusíes y kairuaníes Fez despliega colorido y riqueza en su zocos que se desparraman en una interminable medina. Una medina llena de palacios y riads, mezquitas, madrazas o escuelas coránicas, caravasares y morabitos … Popular, aunque muy turístico es el zoco de los curtidores, donde como en tiempos remotos se tiñen de colores las curtidas pieles. La imagen desde las terrazas resulta exótica sobretodo cuando hay actividad en las tinas multicolores e individuos fuertes anónimos bañan sus cuerpos para con su fuerza hacer artesanía en multicolores pequeños pozos.