Archivo de la etiqueta feroe

Feroe, uno de los países más pequeños, remotos y desconocidos de Europa

[gm album=7]El mundo ignoto o poco conocido siempre ha sido una fascinación para los geógrafos y viajeros de Georama… Los lugares que se apartan, de alguna forma, de la globalización son entidades fascinantes donde aprender de la diferencia y de lo que significa ser minoría. Las desconocidas y apartadas islas Feroe son un clara muestra.

Las islas Feroe (Faroe islands) es un fascinante archipiélago volcánico perdido en el Atlántico Norte, al sur de Islandia (Reykiavik, 800 km) , al norte de Escocia (Aberdeen 550 km) y al oeste de Noruega (Bergen 650 km). Aunque pertenecen, como Groenlandia, a la corona danesa, las Feroe tienen un pleno autogobierno que se extralimita principalmente a la defensa y representación internacional, papel que ostenta Dinamarca. Las costas de la metrópoli se hallan a unos 1000 kilómetros. Las Feroe no pertenecen a la UE y tienen su propia moneda, la más desconocida y menos usada: la corona feroesa.
Las 18 islas que componen el archipiélago están todas habitadas, excepto Litla Dímun pero constituyen uno de los países más pequeños de Europa (1.399 km2 y escasamente unos 50.000 habitantes de los que unos 20.000 residen en la pintoresca capital Tórshavn).

En el norte se hallan casi agrupadas las principales islas Vágar, Streymoy y Eysturoy que están conectadas por modernos túneles bajo el Atlántico. En el centro se halla Sandoy y otras más pequeñas y, más al sur, Sudoroy que con los islotes de Flesjarnar marcan el límite meridional que ya mira a las Shetland y Escocia.
El escudo de las islas tiene un carnero pues esa sería la traducción de Foroyar o Feroe, tierra de corderos u ovejas que llevarían monjes irlandeses a las islas o los propios vikingos, estirpe de donde proceden los feroeses y que tienen además su propio idioma. En la actualidad son habituales y numerosas las ovejas de despeinado pelaje que se escampan por las verdes praderas de las islas.
La primera impresión cuando se llega a las islas es de exotismo y un cierto misterio que guiará el periplo y descubrimiento de estas apartadas tierras. Tierras castigadas por un clima severo de vientos, frío invierno y cambios radicales del tiempo. Esto junto al carácter agreste de islas, de espectaculares acantilados, va a ser una constante en la magia que transmite Feroe.
El conjunto insular constituye un lugar ideal para los amantes de la naturaleza, las excursiones, el deporte, la soledad, meditación, contemplación y comunión con la naturaleza.
Además de la fisonomía agreste y cambiante de las islas, este archipiélago donde prácticamente no hay un árbol, es un lugar de gran riqueza ornitológica como así lo demuestra que tres de sus islas: Mykines, Nólsoy y Skúvoy sean áreas RAMSAR o de especial sensibilidad ecológica. En las islas se puede encontrar una gran variedad de aves y el pintoresco frailecillo o puffin (Fratercula Artica) así como los pájaros bobos por citar algunos ejemplos.

Aunque las islas (en general pequeñas) tienen cotas altimétricas que pueden acercarse a los 1.000 metros son ideales para la práctica del senderismo apto para la mayoría pues las dificultades en desniveles no son muy exageradas, sin embargo las vistas panorámicas y las sensaciones pueden ser inolvidables. Realmente aquí se asegura una cura de salud física y del estrés.
La ubicación física pero también la espectacularidad del clima, el océano y los paisajes ayudan a que se perciba una agradable sensación de soledad que invadirá nuestro espíritu e incluso le transmitirá un bienestar difícilmente explicable. Los paisajes resultan sobrecogedores pero a la vez sencillos y a eso ayuda el hecho de que hallan pocas construcciones que alteren el paisaje y si las hay (casitas de colores, faros, sencillos templos…) están bien integradas en este. Incluso las coloridas casas de madera con sus tejados ecológicos de hierba natural que protege del frío, la humedad de los bancos de niebla y el viento constituyen una imagen característica con el verde dominante de la temporada estival.
Las islas como se dijo son ideales para la práctica del excursionismo o hiking, paseos en barco para contemplar sus caprichosas costas así como el coche y la bicicleta para disfrutar de sus extraños y exóticos paisajes. Este último transporte nos permitirá sentir las islas: su clima, sus detalles y sus hermosos y bucólicos paisajes. Para los amantes de los deportes de riesgo como la escalada, el kayaking o el surf, las Feroe también tienen un exponente diferencial como pasa para los amantes de la pesca. Capítulo especial es la observación de aves, los amantes de esta experiencia tienen en las Feroe su meta.
La cultura y la sencilla gastronomía también son uno de los atractivos de este perdido y desconocido archipiélago.

El feroés tiene un carácter nacional muy arraigado y marcado como se demuestra en su lengua, cultura y manifestaciones folclóricas. Eso y aunque en su dilatada historia halla pertenecido temporalmente a otros países como Noruega, R.U. o en la actualidad Dinamarca.. Buena parte de la fuerza de este aguerrido pueblo se resume en la danza popular donde se entrelanzan, entre cánticos, personas y voluntades que tienen en común ser una comunidad unida e independiente. Los feroeses son un pueblo pescador y ganadero abierto al océano pero amante de sus tradiciones y de ahí las numerosas manifestaciones folclóricas y nacionales como las fiestas de julio. Aún así es un pueblo con la voluntad de adaptarse a los nuevos tiempos y las nuevas normas como fue la reciente aprobación por el parlamento de las islas de la unión de parejas del mismo sexo. Las Feroes tienen incluso su “parada” o Faroe Pride Gay, el 27 de julio.
El feroés y las feroesas son personas arraigadas a la tierra y aunque la juventud se ve obligada a estudiar en universidades danesas siempre el cántico de la sirena, su “Seal Woman” hace que tarde o temprano vuelvan a estas mágicas tierras. El amor a la tierra, esa tierra tan agreste pero tan atractiva, es tan grande que todas las islas tienen población permanente excepto la más pequeña y accidentada: la ya mencionada Litla Dímun, inexpugnable con sus 400 metros de paredes basálticas que se precipitan de manera dramática al fondo del Atlántico.

10 experiencias que nos emborracharán el espíritu, nos estremecerán los sentidos en la mitad norte de las Feroe.

Disfrutar de los encantos y sorpresas de la capital más pequeña de Europa.
Torsavn es, con sus escasos 20.000 hab., una de las capitales más diminutas del Mundo. Su peculiar fisonomía con su fachada portuaria de vivos colores y su breve casco antiguo, el más viejo de Escandinavia, en la península de Tinganes. Aquí los colonos vikingos celebraban sus asambleas o ting. Julio es un mes donde las manifestaciones culturales, artísticas y musicales renacen especialmente en la fiesta nacional del 29 de julio: Ólavsoka. Feroe dispone de un moderno estadio donde su país disputa competiciones de la Eurocopa. La marcha nocturna, aunque parezca increíble, tiene un toque diferencial con animados y alternativos locales como Sirkus. Hoteles donde disfrutar del confort y sus magníficas terrazas son por ejemplo el Föroyar o el Hafnia.

Recordar las viejas historias vikingas en rincones mágicos como Funningur.
Hacia el año 800 el primer vikingo procedente de la Península Escandinava pisó tierras de las Feroe. Funningur ha cambiado obviamente el aspecto pero no la ambientación donde destaca su característica iglesia y el envidiable entorno natural.

El romántico puerto natural de Gjógv
Dramático y evocador es este enclave, al norte de la isla de Eysturoy. Así me lo recordó el sonido de una trompeta en el hondo puerto natural de esta pictórica localidad. Gjógv tiene una cuidada arquitectura popular entorno a su iglesia católica. Los paisajes que la circundan nos hablan de la otra Europa desconocida, una Europa por descubrir. La localidad tiene un acogedor refugio y restaurante: GjaargarOur.

Una caminata al faro del fin del Mundo
No es de extrañar que esta imagen resuma el carácter indómito del archipiélago: sobre una de las crestas de la isla de Kalsoy se yergue el sencillo faro de Kallur. Solitario y altivo ha contemplado desde apacibles y verdes días de sol, a oscuros y tempestuosos días, donde la madre naturaleza impera y castiga. Aquí uno podría pensar que se halla en los confines del Mundo.

Paisajes agrestes y bucólicos en Tjornuvik
Una de las aldeas apartadas y de hondo sabor al norte de la isla Streymoy. Desde su típico caserío y amplia playa se observan los acantilados y los farallones o roques del norte de otra isla separada por un canal: la de Eysturoy. Los pescadores son batidos por las olas en un paisaje que es simplemente estremecedor.

Observar aves exóticas en Mykines
Mykines es una diminuta y accidentada isla con costas recortadas y acantiladas, la más occidental y próxima a la lejana América. Aquí se pueden observar los característicos frailecillos y pájaros bobos que anidan y sobrevuelan los más inaccesibles lugares.

La cascada de Gasadalur
Para los mediterráneos una cascada que se precipite al mar con la espectacularidad con que lo hace en Gásaladur (noroeste de Vágar) es un hecho que impresiona al ser menos sensible. Desde un barco se puede observar este espectáculo de un archipiélago donde el agua que se manifiesta en sus fiordos y canales, en sus cascadas, torrentes, lagos pero también en su sorprendente clima… es protagonista.

El riguroso y blanco invierno de Funningur
La parte más elevada del archipiélago se halla al norte de la isla de Eysturoy donde la altitud en un diminuto territorio se acerca a los 1000 metros confiriendo una espectacularidad sinigual.. Una carretera que enlaza Eioi y Funningur nos transportará a un paisaje alpino, nevado buena parte del año. Las panorámicas hacia la vecina isla de Kalsoy, con sus verticales paredes y el típico pueblo de Funningur, no nos dejarán impasibles.

Disfrutar de la arquitectura popular en Vidareidi y/o Kirkjubour.
Uno de los lugares más norteños y típicos de Feroes es Vidareidi su iglesia y cuidado casco urbano se confronta a los acantilados de la vecina isla de Bordoy componiendo una mágica y sensible sinfonía de colores y formas. Kirkjubour, al sur de la isla de Streymoy, es también un acogedor y antiguo poblado con su enigmática y curiosa catedral de St. Magnus del siglo XIII.

Darle un lujo al paladar en el restaurante Barbara.

La cocina feroesa es sencilla y se limita a los escasos recursos existentes. Tiene en el pescado: bacalao, arenque, salmón, bogavante, fletán, trucha, camarón… su mejor exponente sin olvidar los cetáceos (carne de calderón). La ganadería centrada en el cordero también proporciona curiosas recetas carne secada al sol, de sopa y embutido (salchicha)… La carne de caza de liebre y aves así como sus huevos también son un exclusivo manjar…todo ello regado con las cervezas artesanales locales como la de Klaksvík, segunda ciudad… Se ha de experimentar en uno de los restaurantes más señeros de las islas: Barbara Fish Hous. ubicado en un pintoresco y típico rincón de Tórshavn. Eso sí hay que contar que estamos en un país de estándares escandinavos y los precios nos parecerán elevados aunque compense por un servicio y calidad de cocina excelentes.